El año pasado no fue muy bueno de Arandanos. La güelina de Ana sabía un huevo de frutos del monte. Siempre me encaminaba a mediados de Septiembre a los sitos más recónditos de Somiedo donde ella sabía que estaban los mas grandes y abundantes.
Desde entonces van muchos años ya que por estas fechas que preparo licor de arándanos, o bajo unas buenas potadas para que mi suegra prepare mermelada o tarta de queso y arándanos.
No suelo ser muy golosón,pero el chocolate y los arándanos me vuelven loco. No hay mayor placer en este mundo que salir de buena amanecida y subir a las altas palas cimeras de las montañas.
Localizar una buena arandanera y cuando empieza a calentar el sol acostarse cuan largo es uno entre estos arbustos. Es entonces cuando estos frutinos estan frescos y llenos de rocio de la noche. Luego no queda más que atracarse uno a uno hasta jartarse. Hasta que te quede la lengua y los dedos morados.Que placer más grande.
Muchas veces he salido con el objetivo de hacer tal o cual cumbre y olvidarlo todo por pasarme largos ratos zampando como un gochín.
Este año en Somiedo no habia encontrado casi nada en los sitios habituales.Pero el sábado en las palas del Estorbín de Valverde me encontré de sopetón con laderas enteras de matas cargadísimas. Me tiré casi tres cuartos de hora tumbao poniendome las botas. Los de la colectiva pasaban y no entendian este extraño placer.Pero sin embargo un placer muy recomendable.
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